miércoles, 6 de octubre de 2010

El timo


En el centro del pecho, detrás del hueso donde la gente toca cuando dice ‘yo’, queda una pequeña glándula llamada TIMO. Su nombre en griego, ‘thýmos’, significa energía vital. Será necesario decir más?Si, es necesario decir algo más… Porque el timo sigue siendo un ilustre desconocido. Él crece cuando estamos alegres y encoje a la mitad cuando estamos estresados y aún más cuando nos enfermamos.Esa característica confundió durante mucho tiempo a la medicina, que sólo lo conocía a través de las autopsias y siempre lo encontraba achicado y encogido.Se suponía que se atrofiaba y dejaba de trabajar en la adolescencia, tanto es que durante décadas los médicos americanos bombardeaban timos perfectamente saludables con altas dosis de rayos X, creyendo que su ‘tamaño anormal’ podría causar problemas.Más tarde la ciencia demostró que, así mismo encogiéndose después de la infancia, él sigue siendo activo; es uno de los pilares de nuestro sistema inmunológico -junto con las glándulas adrenales y la espina dorsal- y está directamente conectado a los sentidos, la conciencia y el lenguaje.Como una central de teléfonos por donde pasan todas las llamadas, hace conexiones para afuera y para adentro.Si somos invadidos por microbios o toxinas, reacciona inmediatamente produciendo células de defensa.Pero también es muy sensible a imágenes, colores, luces, olores, sabores, gestos, toques, sonidos, palabras y pensamientos. .Amor y odio lo afectan profundamente. Pensamientos negativos tienen más poder sobre él que los virus y bacterias.Como esa actitud negativa no existe en forma concreta, el timo intenta reaccionar y se debilita, luchando contra un invasor desconocido y abre espacios para síntomas de baja inmunidad, como los herpes.En compensación, pensamientos positivos consiguen activar todos sus poderes, recordando que la fe remueve montañas.


El timo es un órgano hemato-poyético y endocrino de carácter temporal, que deja de crecer durante la pubertad y luego empieza a disminuir de tamaño; pesa 15 g al nacimiento, 35 g a la pubertad, 25 g a los veinticinco años, menos de 15 g a los sesenta años y 6 g a los setenta. Morfológicamente tiene âdurante la época en que es más activo- dos lóbulos lateral en estrecho contacto con la línea media, situado en parte en el tórax y en parte en el cuello, y se extiende desde el cuarto cartílago costal hacia arriba, hasta el borde inferior de la glándula tiroides. Está detrás del esternón y arriba del pericardio, separado del aórtico y de los grandes vasos por una fascia. Es de color gris rosado, blando y de superficie lobulada y estructura aplanada. Cada lóbulo lateral se compone de numerosos lóbulos unidos entre sí por un tejido fino, encontrándose toda la glándula envuelta en una cápsula un poco más densa. Los lóbulos âde diferentes tamaños- están constituidos por nodulitos o folículos de uno a dos milímetros de diámetro, que tienen una porción cortical conformada por células linfoides y otra medular, con menos células linfoides y los corpúsculos concéntricos de Hassall. Cada folículo está rodeado de un plejo vascular.
Los linfocitos que pasan por el timo se transforman en células T, cuyo desarrollo y diferenciación son estimulados por las hormonas tímicas o timosinas; entre estas se conocen la fracción 5 de la limosina (TF5) âun extracto del timo que contiene cuarenta o más péptidos relacionados que son las llamadas timosinas, la timopentina (TP5), la protimosina 1 (ProT1), la timosina 1 (T1), las timosinas 7, 3 y 4 (T4), gen de la timosina 10, la timosina 10 y la 15, y el factor humoral tímico gama 2 (THF-2). Otra es la timopoyetina, que tiene un fragmento activo llamado timopentina, que baja los niveles del anterior péptido y reduce las respuestas endocrinas y de conducta durante el estrés experimental; el estrés contribuye a la depresión y durante esta enfermedad hay una hiperactividad del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenales.

En las últimas décadas se ha conformado un concepto fisiológico unificado de la regulación hormonal de la respuesta inmunitaria. A partir de las células madre hematopoyéticas, los linfocitos T inmuno-competentes se produce en el timo. Este proceso es complejo ârequiere interacciones directas célula a célula, mediadas por receptores- e información paracrina a través de citoquinas y de hormonas tímicas. Estas son polipéptidos localizados en las células retículo-epiteliales e in situ inducen la diferenciación de las células T, su expresión y funciones. Varios factores tímicos específicos y otras moléculas intervienen en dicha maduración; la fracción 5 de la timosina y sus péptidos constituyentes influencian varias propiedades de los linfocitos como los niveles de nucleótidos cíclicos, la producción de factor inhibitorio de la migración, la producción de anticuerpos T-dependientes y la expresión de varios marcadores de superficie celular, de maduración y de diferenciación. Varias neoplasias producen limosinas, cuya medición sirve para la detección del tumor. En estudios clínicos se ha visto que las hormonas tímicas fortalecen los efectos de los inmuno-moduladores en la inmuno-deficiencia, enfermedades auto-inmunes y en cánceres. Los tratamientos oncológicos quimo-inmuno-terapéuticos combinados parecen ser más efectivos que la simple quimoterapia, reduciéndose también de esta manera la toxicidad hematopoyética. Las hormonas tímicas aumentan las linfoquinas, señales inmunológicas clave que incluyen la interleukina 2 (IL-2), interferones, factores estimulantes de colonias y otros. Las limosinas logran que los linfocitos T desarrollen más rápidamente receptores para IL-2, lo que permite una rápida proliferación y activación de las células blancas para combatir gérmenes invasores. Pueden prevenir la pérdida catabólica de tejido, como ocurre en el Sida y reducir reacciones auto-inmunes como las que ocurren en la artritis reumatoide, previenen la lesión medular tóxica causada por la radioterapia y quimioterapia del cáncer, pueden aumentar ciertos anticuerpos necesarios para combatir algunas enfermedades pero también reducir los niveles de la IgE en pacientes con rinitis alérgica, asma y dermatitis atópica. Con la mayor edad hay disminución de las hormonas tímicas; por ejemplo, entre los veinte y los cuarenta años caen los niveles de timosina y los de timulina âuna hormona tímica activada por zinc- caen también en personas sanas que envejecen y en pacientes hipotiroideos. Es interesante observar que hay un cierto paralelismo de las hormonas tímicas con la hormona del crecimiento, a través de las células T que segregan tanto esta hormona como la GH-RH, y en experimentos en los que se remueve el timo se produce una degeneración de los somatotrofos hipofisiarios.
Bela-Bodey A et al. Review of thymic hormones in cancer diagnosis and treatment. Int J Immunopharmacol 2000; 22: 261-273.

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